Llega un día en que los niños cándidos se acercan a sus padres, sentados al lado de la ventana leyendo el periódico, y les preguntan: «papa, ¿de donde viene el dinero?».
Los padres, con los ojos como platos y una amplia sonrisa, se sonrojan. Saben que van a corromper su inocencia diciéndoles la verdad. La verdad en voz baja.
La Verdad con V, la auténtica, la verdad que sólo un padre puede decir con una sonrisa tímida al levantar a su hijo por el cuello de la camisa y tirarlo por la ventana mientras le susurra «La Verdad está ahí fuera».
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